FILOSOFO

FILOSOFO

La piedra filosofal del ser humano es el pesebre de los Asnos, verdadera cátedra que nos hace pensar y a través de la cual una persona se permite contemplar e interpretar la Vida, e incluso protestar si cabe. Los curas y pastores en sus templos o tabernáculos e incluso por la calle en procesiones y ejércitos de la fe tan despreciable como la de los necios que se oponen al aborto o la eutanasia, el cambio climático, etcétera, elevan su Rebuzno hasta el cielo. Los trabajadores en graves manifestaciones y huelgas, atronando a todo el barrio, con su Rebuzno anuncian que este, el Rebuzno, sí que es razón convincente para que los defensores del palo y tentetieso acudan a su encuentro con la única intención de hacerles saber lo que es hecho cierto: que las propuestas de justicia, pan, paz y libertad con sangre entran, y que el miedo y la represión guardan la Vida.

En templos y tabernáculos, como en sindicatos y o – n - gs, se dan preceptos para que del Rebuzno filosofal se haga algo bueno, o malo si se tercia, gritando con toda la fuerza sus programas contestados en coro por el populacho que les sigue.

Cualquier gobierno, sea dictador o democrático, está compuesto por una gavilla de hipócritas que permiten cátedras de Rebuznos en sus universidades y colegios. En ellas se enseñorean los principales que nos gobiernan. El día de votaciones, por ejemplo, es el mejor día para la fiesta del Asno filósofo, seguro del feliz encuentro con los que exclaman muy alegres y contentos: “presidente o presidenta”.

Los mejores hombres y mujeres saben de sobra lo mejor del Rebuznar; cómo lo hacen y cómo incide sobre nuestra realidad es lo que más nos importa. Está comprobado sorprendentemente, viendo a los necios Rebuznar, que el acto de pensar no necesita instrumento o técnica sino, más bien, la capacidad de interpretar tal Aria rebuznante para, a partir de ahí, emitir un argumento u opinión.

El fin del Rebuzno, ya lo dijeron nuestros filósofos como Apuleyo, Aristóteles, Bufón, Damócrito, Luciano, Maquiavelo, Sileno, Filón “el judío” y tantos otros, no es cambiar o transformar la realidad, sino hacernos ver, a través de él, que nada cambia ni se entiende. Que pensar o reflexionar no sirve para nada, pues lo que a los hombres y mujeres importa es tener listo el pienso, no modificando de ninguna manera aquello de: “¡Si hubiese hecho caso¡”.

En el acto de Rebuznar nos regeneramos en un proceso de contemplación y análisis, sabedores de que al Rebuzno le tenemos afecto desde la Prehistoria y más allá. Tantos Rebuznos encierran nuestros pechos, que el único afán que ponemos en la Vida es poner cuidado en no olvidarlo, y herirnos por el mismo filo del Rebuzno, de su ser y conocer.



DANIEL DE CULLA